leyenda "el enamorado" tecnico docente MA DE JESUS NORIEGA
LA LEYENDA DEL ENAMORADO
Alrededor de 1920 sucedió esta historia en Tulancingo, en
esa época vivía en esta ciudad una mujer muy hermosa a la que llamaban
simplemente la güera; muchos tulancinguenses vivían enamorados de ella pero la
güera sólo tenía ojos para Demetrio, su novio. Un hombre de clase media muy
ecuánime y trabajador.La güera hubiera podido casarse con quien ella quisiera,
pues muchos hombres adinerados o guapos le insinuaban sus intenciones
serias.Pero ella prefería esperar a Demetrio quien estaba construyendo una casa
en la calle de Allende. Demetrio adoraba a la güera, y el hecho de que ella lo
quisiera a él y no a cualquiera de sus pretendientes lo hacía quererla más aún.
Fueron novios durante 11 años, al término de los cuales Demetrio pidió su mano
y finalmente se casaron, aunque la güera ya tenía 30 años.En 1920 era muy raro
que una mujer en Tulancingo se casara a esa edad. Se fueron a vivir a la casa
de Allende y todo parecía ir muy bien. Máximo cuando ella anunció su
embarazo.Demetrio que era un hombre tan ecuánime y centrado, brincó de júbilo
al saber la noticia, creía que ya no podía existir más felicidad, la güera que
no solo era bella sino además virtuosa, lo amaba y le iba a dar un hijo.Todos
envidiaban la felicidad del matrimonio. Sin embargo, el embarazo comenzó a
complicarse y en una época donde la medicina no era avanzada, la güera murió
antes de dar a luz, dejando sumido en la más profunda de las depresiones a
Demetrio. Su carácter lo hizo seguir viviendo, aunque el dolor de ver
desaparecer a su familia era muy grande. Para poder sobrevivir, Demetrio sembró
en el jardín de su casa dos rosales, uno de rosas blancas y otro de rosas
rojas. A los dos los cuidaba como si pensara que esos rosales eran la familia
que había perdido. Demetrio vivió muchos años más y ningún día de todos ellos
dejo de llorarle a su esposa y a su hijo, a quienes visitaba diario antes de
irse a trabajar.A ella le llevaba una rosa roja y a su hijo, una rosa blanca.
Muchos años después, Demetrio, agonizante, llamó a un sobrino suyo, al que le
heredó su casa con la única promesa de que cuidara los rosales como él lo había
hecho. El sobrino lo prometió y Demetrio murió en paz.Sin embargo el sobrino, a
quien no se le daba el cuidado de las plantas, pronto se desesperó y dejó de
cuidar a los rosales. Aun cuando nadie los cuida hasta la fecha esos rosales
siguen floreciendo.
Cuenta la leyenda que por las noches, se ve a un hombre
recorriendo la calle de Allende, que lleva dos rosas al panteón, una blanca y
una roja, sólo que ya no las lleva a las tumbas, sino que la güera y su hijo lo
esperan en la puerta para recibir las rosas que con tanto cariño Demetrio sigue
cuidando para ellos.
MARIA DE JESUS NORIEGA RAMIREZ
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