leyenda "la hacienda de Exquitan" asesora DIANA MARISOL ESPINO
LA HACIENDA DE EXQUITAN
La hacienda de Exquitlán se ubica a las afueras de
Tulancingo, con dirección al municipio de Cuautepec de Hinojosa, Fue inaugurada
en el año de 1908 y su construcción data desde 1868, estos datos se saben
gracias a las inscripciones que tiene la casona tanto en el dintel de la puerta
y en una jarrón que se encuentra en el jardín de frontal. La capilla de la
hacienda fue construida antes que la misma hacienda, ya que era un requisito
que las haciendas contaran con una capilla debido a la gran influencia católica en el país y así
fue terminada en Julio de 1901; dicha capilla tiene por patrón a San Basilio nombre que se encuentra
inscrito en la parte frontal de la capilla.
Se sabe que la hacienda fue mandada a construir por orden
del señor Pánfilo García Otamendi quien era un caudillo con mucho dinero y a
quien le pertenecían más de 100 haciendas, entre las cuales La Hacienda de
Exquitlán era su preferida y en la cual vivió con sus dos hijos, se cuenta que
el gran apogeo de dicha hacienda fue en la época del Porfiriato.
Actualmente se encuentra dividida en dos propiedades, que
abarcan una considerable porción de terreno. La parte mejor conservada y
restaurada, es la correspondiente a la fábrica de sidra El Pomar, ocupando
naves industriales de construcción moderna. La otra propiedad es la casa
principal de la Hacienda, la cual permanece con ciertos daños por el tiempo
transcurrido pero conservando su originalidad; ésta es una grandiosa obra con notable
decoración art – noveau.
La casa comprende 20 cuartos, existiendo varias salas y
comedores, con decoraciones de yeso representando diversos tópicos: Angelillos,
querubines, paisajes de naturaleza y
rostros femeninos variados. Los techos también presentan diversos decorativos
que dan un toque de paz y armonía pero que con el desgaste y al pasar de los
años dan un aire melancólico y un tanto terrorífico.
El gran inmueble presenta un extenso jardín en donde se
encuentra la capilla y se ubican establos, algunos cuartos extras que
utilizaban para guardar distintos objetos y unas pequeñas cavidades
subterráneas en donde mantenían a los puercos y cerdos según cuenta la
historia.
La leyenda
El relato que encierra este misterioso lugar dice que el
Señor propietario de la Casona Don Pánfilo García tenía 2 hijos un varón y una
dama, y el deseo de Don Pánfilo era que con un hombre perfecto, adinerado y
buen mozo solamente podría casarse su hija, pues todos los pretendientes que
había conocido hasta el momento, a su parecer solo pretendían casarse con ella
por la inmensa fortuna que la hija heredaría cuando Pánfilo muriera. Su
obsesión por la riqueza y el poder hizo que tuviera la loca idea que se
juntaran entre hermanos y así no perder la riqueza con que contaba. Cuentan los
lugareños de los alrededores que pretendientes entraban a pedir la mano de su
hija, pero éstos eran asesinados por el padre y posteriormente eran
descuartizados y se los daban a comer a los puercos para que no quedara ninguna
evidencia.
Se dice que tanta era la crueldad y la maldad del señor
Pánfilo que cuando éste falleció y al momento de querer darle santa sepultura
la misma tierra santa lo rechazaba, amaneciendo su féretro fuera de la tierra
al otro día. El pueblo pagó una inmensa fortuna para que unos arrieros tiraran
el cuerpo en el cerro del Yolo y así no dejaran maldad alguna en el pueblo. Se
cuenta que toda la fortuna se enterró en algún lugar de la hacienda y sólo se
encontrará en el mes de mayo en donde la luz de la luna indicará el lugar
exacto dónde se encuentra la inmensa fortuna.
ASESORA DIANA MARISOL ESPINO NORIEGA
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